Yo quería volar sobre ella,
ser la sombra engulléndola
el ave regresando del vacío
con el hambre del cielo,
la quería sola, egoísmo nuestro
abriendo sus alas, sus brazos,
pintar sus pechos con un millón de bocas.
Hacer en su vientre un concierto
al aire libre y arder los maderos,
prendernos fuego a contra viento,
desafinar en las notas risueñas,
ahogar cada tecla en tus caderas,
montar un espectáculo pirotécnico
con el juego de los colores en las manos.
Desnudos, si desnudos, rozarnos,
sentir el pulso hundiendo el letargo,
chuparnos dulces, almíbar de cuerpos
devorados en una cama de algodón,
volver a la adolescencia de los sentidos,
jugar a escondernos en nosotros,
sin contar hasta tres, salir y darnos un beso.
Dibujarnos y rompernos en ese instante,
lanzar acuarela sobre los recuerdos,
ser de oro y plata, fundir los metales
con sus ejes de sangre y volar como antes
cuando éramos ángeles cantando al amor,
soñar que era cierto este sueño sideral,
volver a cerrar los ojos y despertar.
Hermosísimo!! 🙂
Muchas gracias
Precioso.