Cierto día por la vereda
del otro lado vi caminar
al mejor estilo, peculiar
para decir lo menos,
apenas me vió, esforzado
atravesó la calle.
Su saludo todo ceremonioso,
alcé mi sombrero, él sus manos,
quién era preguntó mi acompañante,
algún amigo del trabajo acaso?,
antes de proseguir este mini interrogatorio,
Es un triángulo «amoroso» nada más.
El día pintaba para particular,
algo ofuscada se fue más adelante,
antes de llegar siquiera a la esquina
apareció un viejo amigo, de ambos menos mal,
se quedó esperándonos, se sobaba
las manos y su alegría era especial.
La abrazó a ella antes muy cordial,
una, dos, tres y hasta cuatro veces,
luego para no ser tan evidente, pensé,
me abrazó la misma cantidad,
no seas cuadrado me dijo, eso le queda a él.
Ya cuando estábamos por llegar,
a las afueras entre tanto mendigo
completamente enviciado y perdido,
un viejo amigo se hacía notar.
A viva voz gritaba que era para tomar,
no tenía descaro, el alcohol y sus desvaríos
lo habían hecho olvidar hasta los amigos,
es un círculo vicioso, le dije, vámonos de acá.
De vuelta en el apartamento, bebí un poco,
ella me miraba fijo y dijo, somos tal para cual,
tú mi convexo fuerte lleno de virilidad,
la miré feliz de tenerla mi amada concavidad.
Tal para cual, que bueno cuando se siente así la pareja. Muy bueno.