Comenzó a desnudarse
una mujer de unos cuarenta y tantos.
Primero desató su pelo,
frondosa cabellera ondulada,
llevó sus manos a la cabeza
para ordenar esa emancipación.
Déjalo así — susurré
Se sacó el abrigo
con pesadez y dificultad
que cayó al suelo,
años llevaba el mismo,
un regalo de su marido — explicaba
Déjalo así — susurré
Un pullover negro peleaba
con seguir puesto y ella
decidida logró sacarse,
en un rincón de la habitación
olvidado quedó.
Déjalo así — susurré
Cada vez que una prenda
desaparecía llevaba sus manos
al cabello y disimulada
ordenaba su ondulado pelo.
Déjalo así — susurré
Su espalda libre estaba separada
por una remera y un corpiño.
Cuando desapareció la remera
pude ver su espalda,
los años también cayeron
cuando desató el corpiño.
Había tanta juventud,
vida, fuerza, vigor, colorido,
su musculatura intacta
reflejaba años escondida.
El arte de su cuerpo renació
una vez desnuda para mi,
la miré enérgica y dispuesta
a vivir los años que dejó
bajo tanta ropa hermosa.
Me miró de reojo y supe
que amarla era la vida
haciéndose nueva,
revivir los años bajo
tristes capas de pintura.
bueno!!
Splendido… me encantó! Saludos..
.
Muchas gracias Anne por tu comentario.