Inundados por mis ojos,
sus sexos,
sus pechos.
Desprovistos de color,
solo la aureola
blanco hipnotizante
cubierto de negro.
Es una y veo miles,
abiertas sus piernas
exudando deseos.
El color vuelve
a perderse
entre pliegues
húmedos.
Muerdo sus costillas
de carbón (silver print),
mientras el color
está en todo.
Un imán en mis manos
el polo opuesto
en sus caderas.
Vientres almidonados
de blanca carne,
de pacífico respirar,
de inquietante hambre.
Aunque sus rostros ocultos
propagan otros deseos,
no los veo, no los leo,
sigo mi instinto profundo.
Desde sus cabellos
hasta la alfombra,
desde sus sexos
hasta el mío.
Ausencia de luz,
borbotones de poesía
magia poesía
por los cuerpos de luz.