
«He barrido la sangre de la tierra, algún día volverá a ser nuestra.»
Yo plantaba:
piedras,
sol,
cabras y tiempo.
De niña
me enseñaron
el lenguaje
entre
la naturaleza del desierto,
el cuerpo
y las razones de los dioses.
Tejía armonía
entre el amanecer
y el olvido,
en cada hilo
un nombre aparecía,
todo era hermoso
y siempre fue así,
nada nos faltó,
nada que supiéramos
existía.
Bebía la noche
con los saltamontes
y las garzas,
en sus ojos descansa
mi vida entregada
a la paz del viento
y la humedad de mi alegría.
Eterno ciclo de respeto
devuelto con algarabía.
La plaga del dinero
despojó de mis manos:
vida,
amor,
paz,
unión,
consciencia,
equilibrio;
todo lo que conocía por tradición
fue arrebatado entre balas y codicia.
Bella narrativa poética desde los ojos de una mujer wayú preciosa. Estás detrás de cámaras,