Veo hojas movidas,
movidas por el viento
contra el ventanal,
pocas y rojas cediendo
al otoño, al invierno.
Veo quietud al borde
de la paz y el tedio,
sólo el viento agradece
tu imaginación en vuelo,
sólo eso me parece.
Veo además tú tristeza
tan roja como las hojas,
mas no quiere volar
con el viento ayudante
de coloridas aves emigrar.
Veo el trinar intenso,
alas agitadas sin despegar
desde su rama heredada,
una lucha elegante y roja,
como los tonos del cielo.