
Llegamos a la música
de a pie, con alas.
Guardadas
la respiración
en un bolsillo
cerca del corazón.
Enfrentarse
al sonido,
una vera fugaz
nos alcanza,
estabilizado
el pulso.
Nos quedamos en ella
ante la esencia,
ésa oscuridad
de sonidos
sin tregua y
el sudor musical.