
La bruma da paso al cuerpo y tu boca sigilosa reina, con su mar tibio en mi espalda tuerce el tiempo, entonces, no sé qué día es y la locura del momento me hace recitar poemas de sábado
Viajo por tu boca y es el enlace apoderado de mí.
Me tomas con ambas manos y me siento sostenido, elevado, a la vez te afirmas de mí y nada más que vacío nos tiene enfrentados a la idea de caer si alguien por exceso de confianza o falta total de ella.
En tus manos, el eje de mi carne agitado por deseos y necesitado por amor nos resuelve en paz. Ése ir y venir se acerca al precipicio, me dices — por tu seguridad me sostengo fuerte y te muevo despacio — elevas la mirada para terminar con una frase entre tus labios — pero no siempre seré así —
Continuará…