
Un cuadro al óleo,
o la locura impresionista
del acrílico dulce y feroz
ensalza tu cuerpo.
Húmedos y gloriosos
nadan los colores
con la paciencia
de las olas en tu cuerpo.
A cada palmo de luz
los volúmenes aparecen
en sincronía dorada
levita tu cuerpo.
Una obra de arte
hecha en noches de luna
con la mente abierta
y la sangre en la pintura.