
Salva:
lo que queda detrás del cuerpo,
atrapado en las costillas.
Luz de insomnio
en tu mesa o la mía.
Salva:
la palabra antes del hastío,
a veces vestida de silencio.
“Horas sentado.
Tus ojos parpadean”
Salva:
nuestras manos de la caída,
en ella hemos aprendido
a unir fuerzas
para aguantar noche y día.
Salva:
lo que queda en los ojos,
después del llanto.
Esa preciosa mirada
llena de esperanza,
la cual me viste por completo.
Salva:
el sentido de la tristeza,
algo noble guardamos
entre el alma y los zapatos,
llenos nos tienen de vileza.
Salva:
nuestras voces sin huida,
ése escape a la locura
más sabe por extraño
de propias bocas.
Salva:
lo que queda en los bolsillos,
nuestras almas estrujadas,
nuestro hombros de pañuelo,
nuestros pasos sin dueño
más que nuestra esperanza.
Salva:
los pasos hasta el ahora.
Una mezcla perfecta de vida,
sueños y muchos años
en la cuerda sin tiempo.
Salva:
estos pedazos de alegría,
lo más parecido al tiempo
de espera entre el futuro
desde nuestro pasado
hasta el presente de cada día.