
El río no llegó al cuerpo.
En bálsamos dulces
quería parecerse
a esa paz de los muertos.
La sangre nos atravesó
sin romper la armonía
de las venas; de las cosas
vivas era su ejemplo.
El polvo se convirtió
en equilibrio junto
al aire triste y caluroso;
algo surgía con la muerte.
Los colores envejecen
ante nuestros ojos;
algo que la vida dejó
en manos de unos pocos.