
Atravesé el mar
bajo el sonido del misterio.
Me repetía la voz
de las olas cansadas de llorar.
Un palpito me mantenía
lenguas y leguas lejos.
Apocalipsis llaman
al ciclo desconocido.
Al sonido del sol
le faltaba un suspiro,
una cadena de árboles
abrazándolo.
Una religión nace
cuando almas dejan
el cuerpo a merced
del pensamiento.
Algo mejor que ayer,
es la efervescencia
dulce de romperse
aún fuera del mal.
Acaba sin acabar,
apenas llega al límite
corta sus elásticos
hasta volver a empezar.