
Qué sucede con la noche, corta y perezosa, deja rastros en mis ojos y arrugas en mi mente. Jode con eso de soñar para nosotros, de llamar al pobre Morfeo: cansado y ojeroso.
Llamo a su puerta y la invito, me deja entrar con una condición como a Lady Godiva. Ahí estoy sin piel más que mis sueños, abre sus puertas y puedo ser su vía láctea.
El brillo me hace volar por la habitación, la niebla afuera crece y hace guiños pegado a cada ventana empañada. Ése beso despierta fuego en todas las direcciones.
Al parecer sus rayos láser son una banda de éxito entre las sombras del recuerdo, a quién le preocupa el ruido adentro si afuera llueven estrellas celosas de caer y caer.